El Reloj
Subo el elevador en el cuarto piso de la clínica veintiuno, me dirijo a cuidar a mi padre quien se encuentra internado desde hace tres días por problemas renales, con diecisiete años es un reto para mí. Sentado en una silla a un costado de la cama, lo observo con mirada instigadora; con los ojos cerrados, respirando con dificultad, con pequeños tubos que se introducen por los orificios de su nariz y agujas que se clavan en las venas que sobresalen en sus brazos. Mi mente se va hacia los recuerdos de mi infancia, en particular uno. Rememoro con dolor las tardes que pasaba en la casa de la vecina, quien me cuidaba después de la escuela porque mis padres trabajaban. En mi memoria esta una mochila color azul llena de carritos con los que jugaba en lo que esperaba a que uno de los dos pasara por mí, evoco con nostalgia una pequeña almohada color verde, que me acompañaba a cada lugar que iba y estaba, esa almohada es fiel testigo de las lágrimas que han derramado mis ojos de...